sábado, 10 de noviembre de 2007

La pasión de la derecha: fundamentalismo religioso y la crisis de la democracia

Cultural Studies/Critical Methodologies (in press).

Con la reelección de George W. Bush, el fundamentalismo religioso parece estar fuertemente enfocado en su esfuerzo por definir políticas a través de un moralismo fanático y reductivista.

Esta clase de fanatismo religioso tiene una larga tradición en la historia Americana, extendiéndose desde el siglo XVII con el arribo del Puritanismo hasta el despliegue actual del Pentecostalismo.

Esta historia a menudo ignorada, imbuida de certeza teocrática y absolutismo moral, ha sido muy poderosa en proveer justificación religiosa a los gustos del Ku Klux Klan, el discurso de los Robber Barons, el discurso patriarcal de los "valores familiares", y el reciente espectáculo de ortodoxia religiosa de la película de Mel Gibson. La lección histórica aquí presente es que el moralismo absoluto cuando se mezcla con la política no produce únicamente fanáticos que creen tener el monopolio sobre la verdad y una legitimación racional, sino que además enciende la intolerancia hacia otros que no siguen el escrito y correcto camino sancionado oficialmente de creencias y comportamientos.

Los valores familiares son unidos ahora a una emocional carga retórica que apela a la fe como el nuevo código lingüístico para el conservadorismo cultural. Cuando el ala derecha religiosa se une con la ideología política y el poder político, no sólo legítima la intolerancia y las formas anti-democráticas de corrección religiosa, también sienta las bases para un creciente autoritarismo que burla fácilmente apelar a la razón, el disenso, el diálogo, y el humanismo secular. Cómo explicar de otra manera el creciente número de educadores Cristianos conservadores que quieren imponer la enseñanza del creacionismo en las escuelas, prohibir la educación sexual en el Curriculum, y subordinar los hechos científicos al dogma religioso.

Con el mandato de George W. Bush para gobernar por cuatro años más, la corrección religiosa aparece ejerciendo una poderosa influencia en la sociedad Americana. La policía moral parece estar en todos lados denunciando todo, desde la presentación sin vestuario de Janet Jackson hasta la lasciva influencia satánica del show televisivo "Desperate Housewives". Pero la policía moral hace más que censurar e imponer su moralismo teocrático en las creencias de todos los demás, también elige políticos, y esto no augura un buen futuro para la democracia en los Estados Unidos.

El crecimiento del fanatismo religioso como política aparece prontamente no sólo en el alto perfil de un "buhonero" religioso como John Ashcroft y el actual "elegido" ocupante de la Casa Blanca, sino también en la emergencia de una nueva casta de políticos (basados en la Fe), elegidos para el más alto nivel de gobierno – auspiciados por medios controlados por corporaciones de intereses conservadores y una creciente base evangélica de fundamentalistas Cristianos. El moralismo Cristiano conservador viaja ahora directo a los más altos niveles de poder, esto se puede ver en la reciente elección de una nueva cosecha de "ayatollahs oportunistas de derecha" al Senado de los Estados Unidos. (1)

Por ejemplo, el nuevamente elegido senador de Oklahoma, Tom Coburn, ha no sólo abogado por la pena de muerte para los doctores que practican abortos, también ha insistido en que el lesbianismo es tan creciente en las escuelas en Oklahoma, que las escuelas oficiales sólo dejan que las chicas vayan solas al baño. Jim DeMint, el nuevo senador de South Carolina, afirmó que no quiere ver "una mujer soltera que ha estado embarazada y viviendo con su novio" enseñando en las escuelas públicas." (2)También afirmó que quiere prohibir la enseñanza de profesores gays en las escuelas públicas. Jon Thune, el nuevamente elegido senador de Soth Dakota, sostiene una enmienda constitucional que prohíbe la quema de la bandera, pero no menciona el recorte de impuestos permanente de Bush para los ricos.

Altamente reconocido como el creador de la primera presidencia basada en la fe, George W. Bush, ha hecho más durante su primer mandato por avanzar en la agenda del ala derecha evangélica que cualquier otro presidente en la historia reciente, y así va a continuar en su segundo mandato. Lo más perturbante, no es sólo que muchos de sus seguidores crean que Bush es su líder, sino que es abrazado por ellos como un "mensajero de Dios", (3) cuyo trabajo es implementar la voluntad divina.

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